#8M Soy la generación de la Igualdad en la lucha por el cambio climático

7 de Marzo de 2020

Encuentro Mujeres frente al Cambio Climático.

La situación de específica vulnerabilidad climática que enfrentan las mujeres constituye un desafío para el diseño de políticas públicas sobre cambio climático. Este año ONU Mujeres adoptó el lema “Soy de la Generación Igualdad” en favor de la lucha los derechos de las mujeres. En este sentido, se celebran logros significativos como el 25º aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing (1995), la hoja de ruta más progresista para el empoderamiento de las mujeres y las niñas en todo el mundo.  Por otro lado, Ecuador es parte de un piloto en el que participan 10 países para la transversalización de género en sus Contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) mediante el Programa Global de Apoyo a la NDC implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD (NDC SP, por sus siglas en inglés).  Razón por la cual, el país ha asumido el desafío de incorporar el enfoque de género en la NDC reconociendo que es un proceso necesario para que la acción climática sea más efectiva y eficiente al mismo tiempo que ayuda a lograr el objetivo de la igualdad de género.

Durante los últimos dos años, el Programa NDS-SP y sus aliados estratégicos (Ministerio de Ambiente, Consejo Nacional para la Igualdad de Género (CNIG), Cooperación Técnica Alemana (GIZ), Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Unión Europea (UE), entre otros, han trabajado por lograr que la política pública cuente con consideraciones que promuevan la igualdad de género. Por ejemplo, la “Metodología para la transversalización del enfoque de género y análisis de género de los sectores e iniciativas de mitigación y adaptación de la NDC Nacional, línea base e indicadores para el Plan para la Implementación” o la “Guía Técnica de Lineamientos para la transversalización del enfoque de género en la Política Pública”, producidas en el marco de este proyecto.

Se ha identificado que el cambio climático afecta de manera distinta según el contexto y las desigualdades socioeconómicas de la población. A su vez, las brechas existentes entre hombres y mujeres influyen en las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático. Por ejemplo, la pobreza por ingreso de hogares en el Ecuador (25% con jefatura femenina vs 23,6% con jefatura masculina) se complejiza debido a los impactos del cambio climático como desastres naturales y deterioro de la calidad ambiental.

A nivel mundial, las mujeres son las más afectadas en caso de desastres y los hogares más pobres suelen ser los más vulnerables en caso de eventos climáticos adversos. Adicionalmente, la división del trabajo por género y los patrones culturales, así como las percepciones que hombres y mujeres tienen sobre los derechos de estas últimas influyen en el acceso de bienes y servicios diseñados para mitigar y adaptar el cambio climático. Por ejemplo, la información respecto al uso del tiempo a nivel nacional indica que las mujeres rurales trabajan 23 horas más que los hombres (en áreas urbanas la brecha es de 15 horas). Todo este tiempo dedicado en gran parte al trabajo no remunerado, impide que las mujeres se formen o participen activamente en cuestiones relacionadas con el ambiente y el cambio climático.

Pese a que las mujeres presentan mayor vulnerabilidad al cambio climático, poseen habilidades adaptativas y ofrecen contribuciones concretas a la mitigación. En el documento “Las raíces del futuro: situación actual y progreso en género y cambio climático” de la UICN en 2015 destaca que, a nivel global, las mujeres administran la energía en los hogares, y han demostrado ser actores clave en la cadena de valor de la energía renovable a pequeña escala[1]. En el Ecuador el análisis de género del sector energía de la NDC señala que las mujeres hacen mayores esfuerzos por ahorrar energía en casa. En este ámbito, la disponibilidad de fuentes de energía eficientes repercute también en el uso del tiempo en las tareas del hogar, las mismas realizadas especialmente por mujeres, quienes asumen la carga del cuidado no remunerado. Asimismo, pese a que las mujeres tienen patrones de movilidad más próximos a la sostenibilidad (47,6% utilizan el transporte colectivo y el 32,9% se desplazan a pie), entre 60-70% de las usuarias reportan haber sido agredidas verbal o físicamente en una alta proporción durante sus desplazamientos[2].

En el mundo, las mujeres se ven afectadas por estructuras establecidas que limitan su capacidad de poseer tierras, obtener préstamos, invertir dinero o iniciar un negocio (UICN, 2015). Esto es importante, ya que de ello depende el uso sostenible e igualitario de los recursos naturales, lo cual es crítico en términos de adaptación al cambio climático y limita la capacidad de las mujeres de protegerse y sobrevivir. El análisis de género para las iniciativas del sector agricultura de la NDC indica que las mujeres suelen tener menos derechos legales sobre la tierra, en las zonas agrícolas del Ecuador, solo el 25,4% de las mujeres son dueñas de sus tierras. Aunado a lo anterior, la discriminación de género en los mercados de crédito y a servicios financieros, además, dificulta que las agricultoras y ganaderas adquieran mano de obra o nuevas tecnologías menos agresivas con el ambiente. En 2015 únicamente el 31% de los créditos concedidos en el país se dieron a mujeres.

De otro lado, la pérdida de biodiversidad puede agravar la situación de vulnerabilidad al cambio climático, ya que muchas mujeres rurales dependen de productos forestales no madereros para obtener ingresos, acceder a medicina tradicional o alimentos. Es por esto que, es esencial reconocer los saberes y prácticas de las mujeres rurales e indígenas por sus roles de género en la producción de alimentos y en la conservación de la biodiversidad ya que ellas suelen estar marginadas en los procesos de toma de decisiones.

En cuanto a participación política, en Ecuador la representación femenina se ubica por encima de la media en sus delegaciones para acuerdos internacionales (30% mujeres), aunque todavía se encuentra lejos de ser paritaria. Muchos estudios han demostrado que la diversidad mejora el alcance en la toma de las decisiones, si se incorpora el enfoque de género en la preparación y las acciones para aumentar la resiliencia, se pueden modificar significativamente los resultados expuestos. Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, sus experiencias, prácticas y conocimientos, tienen un impacto profundo en todos los niveles, pero es necesario que estén mejor representadas, su participación para transitar a un modelo de sociedad resiliente y bajo en carbono es indispensable y urgente.

María Inés Rivadeneira, especialista de Género del Programa de Apoyo a la NDC

[1] Roots for the Future: The Landscape and Way Forward on Gender and Climate Change i 2015 International Union for Conservation of Nature (https://portals.iucn.org/library/sites/library/files/documents/2015-039-Es.pdf)

[2] Metodología para la transversalización del enfoque de género en la Contribución Nacional Determinada (NDC) del Ecuador. Programa de Apoyo a la NDC (NDC SP), 2020. Asistencia técnica ONU Mujeres.